¿Qué son los trastornos alimentarios?
Los trastornos alimentarios (TCA) son trastornos mentales causados por varios factores que pueden verse influenciados por factores biológicos, psicológicos y socioculturales.
Los niños y adolescentes con estos trastornos tienen síntomas psicopatológicos como: alta obsesión, miedo excesivo al aumento de peso o distorsión de la imagen corporal, Esto puede provocar cambios físicos como la desnutrición. Estos cambios físicos tienden a ir acompañados de cambios psicológicos como depresión, ansiedad o rasgos de personalidad alterados, razón por la cual los TCA tienen un impacto grave en la vida de las personas.
¿Cuáles son las señales de alerta para la detección de trastornos alimentarios?
Es común que un niño o adolescente con un trastorno alimentario se muestre reacio y a la defensiva con respecto a la comida y el peso, y es común que niegue que está enfermo. Sin embargo, hay algunas señales que pueden poner a los padres en el camino correcto, ya que indican un trastorno alimentario:
– No respetar las horas de las comida.
– Consume solo ciertos alimentos.
– Cocina grandes cantidades para los demás, pero coma poco o nada usted mismo.
– Se siente incómodo comiendo en lugares públicos.
– Tiene un peso normal y se queja de sobrepeso.
– Pésese o mírese repetidamente en el espejo.
Es característico que los niños y especialmente los adolescentes con este trastorno un cambio de comportamiento al comer como por ejemplo la restricciones de cantidad, convulsiones recurrentes y comportamiento compensatorio (vómitos, ingesta de laxantes y diuréticos o ejercicio excesivo).
Los padres también deben estar atentos a los cambios en los hábitos alimentarios como: Por ejemplo, aumentar el tiempo que tarda el niño en comer, esconder o picar la comida en exceso.
¿Cuándo ocurren habitualmente los trastornos alimentarios?
Según la Fundación Fita y la Asociación Española para el Estudio de estos Trastornos, un total de 400.000 personas se ven afectadas por trastornos alimentarios solo en España. De ellos, 300.000 son jóvenes de entre 10 y 25 años y lo más preocupante es que la edad de aparición sigue disminuyendo.
El desorden alimenticio son la principal causa de muerte por enfermedad mental en la adolescencia y la tercera enfermedad crónica en este grupo de edad.
Se trata de trastornos que suelen presentarse en episodios con cierta tendencia a recaer y volverse crónicos. Por tanto, el seguimiento médico debe durar al menos cuatro años. La tasa de recuperación parcial o total se estima en 70-80% y la tasa de cronicidad en 20%.
Por lo tanto, si cree que su hijo tiene uno o más de los síntomas mencionados anteriormente, es importante que se comunique con un especialista para que se pueda realizar una evaluación adecuada.
¿Cómo se diagnostica un trastorno alimentario en adolescentes?
Para diagnosticar a un niño o adolescente con trastornos alimentarios, se crea un historial médico tanto del paciente como de su familia. Este análisis se centra en las dificultades para comer y sus consecuencias para la vida familiar y social.
La valoración física, nutricional, psiquiátrica-psicológica y familiar del joven también es necesaria al inicio del proceso terapéutico.
¿Cómo se trata un trastorno alimentario en niños y adolescentes?
Dado que un trastorno alimentario afecta a niños y adolescentes de diferentes formas, el tratamiento también es multidisciplinario. Consiste en intervenciones psicoterapéuticas, médicas (farmacológicas, rehabilitación nutricional, estabilización médica), familiares y sociales.
Como marcado Psiquiatra Guillermo Pardo Y. Psicóloga Ester Silva El tratamiento en el servicio de trastornos de la conducta alimentaria de la Clínica López Ibor será intensivo y extensivo, con una alta frecuencia de visitas y una extensión de unos tres o cuatro años. El abordaje terapéutico debe tener en cuenta ambos componentes del trastorno: el físico y el psicológico.
El tratamiento tiene como principal objetivo combatir los factores de mantenimiento del trastorno y trabajar las causas de este mantenimiento. Por otro lado, La detección precoz de estos trastornos facilita el diagnóstico y conduce a una mejora en el pronóstico.
“El tratamiento y la prevención, además de la recuperación física, deben estar dirigidos a desarrollar la autoestima, gestionar las emociones y crear una escala de valores que se aleje de los estereotipos”, explica la Dra. Guillermo Pardo, psiquiatra de trastornos alimentarios de la Clínica López Ibor.
Hay un departamento especial en la Clínica López Ibor y se ha incrementado el número de profesionales para solucionar los problemas desorden alimenticio. El programa desarrollado tiene como objetivo tener en cuenta los siguientes aspectos:
– Normalizar el peso: esto significa que se logrará un peso acorde a la altura y al momento de desarrollo del paciente.
– Corregir hábitos alimentarios inadecuados, prejuicios cognitivos y distorsiones de la imagen corporal asociados al trastorno.
– Tratar los trastornos del estado de ánimo y otros trastornos relacionados.
– Mejora de la autoestima y la adaptación social.
– Ofrecer psicoeducación sobre alimentación y nutrición saludables.
– Trabajar la dinámica familiar.