Agustín, de un año y tres meses de vida, fue prematuro extremo. Nació con 25 semanas y una parálisis cerebral y desde su nacimiento ha pasado de hospital en hospital, siempre con visitas restringidas.
Su madre, Marión Cadin, durante los últimos meses en el Hospital Josefina Martínez lo ha podido visitar sólo dos veces a la semana. Ahora esas visitas se ampliaron y puede verlo dos horas todos los días.
“Agustín ha estado entre la vida y la muerte. Entonces, el no saber si el día de mañana él va a estar y no poder estar con él es algo que no le doy a nadie“, manifestó la mujer.
“Yo siempre me he preguntado si él me conocerá, si él sabrá que yo soy su mamá. Es algo súper complejo el tema del apego, porque nosotros no hemos tenido apego, porque él ha pasado toda su vida en el hospital. Yo nunca me he podido quedar una noche con él, no sé cómo despierta”, agregó.
Además, expresó que las visitas restringidas “es dejar el corazón ahí, pero uno no puede hacer nada, no está en las manos de uno el poder quedarse, no nos dejan. Si pudiera estaría día y noche aquí con él, día y noche”.
Visitas en el hospital
Las visitas a los niños hospitalizados se hicieron aún más restrictivas debido al coronavirus. Antes de la pandemia, en el Hospital Josefina Martínez los padres podían estar con sus hijos 12 horas al día, las que fueron disminuidas a dos.
Es por esto que se han apoyado en videollamadas, grupos de Whatsapp y un estricto protocolo para evitar los contagios.
Además, de a poco han ido ampliando los horarios de visitas a medida que la pandemia lo permite.
“Hemos tenido nuestro propio Paso a Paso en el hospital porque es importante la protección de los niños, porque son niños frágiles”, dijo Paulina Méndez, desde el Hospital Josefina Martínez.
Caso de Mila
A los 3 meses a Mila se le diagnosticó una enfermedad al hígado y desde entonces ha tenido que entrar y salir de distintos hospitales. Cuando estuvo en la UCI del San Borja, Priscila, su madre, podía verla solo una hora al día.
“Para una mamá ya es doloroso que un hijo esté enfermo, pero no poder acompañarlo ni poder cuidarlo ella misma es aún peor”, manifestó, añadiendo que: “Es como que te destrozaran el corazón o te lo arrancaran“.
Priscila luchó para poder quedarse en la noche y se lo permitieron, pero tuvo que hacerlo durmiendo en una silla.
“Yo pasé 10 días así durmiendo en esas condiciones en el San Borja. Yo daba pecho y a veces quería comer un plátano y no me permitían comer tenía que salir (…) Yo estaba en el piso 8 y tenía que ir al baño público del primer piso”, contó.
El San Borja mediante un comunicado aseguró que la restricción de los horarios se debe a la pandemia y que antes los papás podían quedarse las 24 horas del día.
También informaron que están trabajando en un programa de modernización que incluye “espacios para un mejor acompañamiento”, ya que reconocen que la “infraestructura del hospital no permite brindar los espacios que quisieran para los padres”.
Ley Mila
Priscila es la impulsora de un proyecto de ley que ya fue aprobado en el Senado y que lleva el nombre de su hija: La Ley Mila o de “Acompañamiento Digno“, el que busca consagrar como un derecho el permitir que los papás acompañen a sus hijos hospitalizados.
La senadora Marcela Sabat (RN) explicó que el objetivo es “garantizar el acompañamiento del niño hospitalizado, pero también que ese acompañamiento sea digno, en los hospitales públicos sobre todo donde existen más problemas lamentablemente de poder generar estas garantías”.
Derechos del Niño
“No solo me parece importante, me parece necesario poder avanzar en esta dirección. Finalmente, es el establecimiento de salud el que tiene que garantizar el derecho en tanto representa al estado”, expuso el oficial de salud y desarrollo infantil temprano de la Unicef, Fernando González.
Además, aclaró que el acompañamiento de un menor enfermo es un derecho consagrado en la Convención de los Derechos del Niño de Naciones Unidas.
“Sí es un derecho de la niñez y no solamente tiene que ser reconocido y garantizado por ser un derecho sino que porque trae beneficios“, aseveró.
Fundación Nuestros Hijos
La Fundación Nuestros Hijos y el Hospital Exequiel González Cortés tienen uno de los programas más exitosos de acompañamiento en el sistema público. Los niños más graves pueden estar con sus papás entre las nueve de la mañana y las siete de la tarde en la UCI. En las otras unidades se permite la presencia de los padres las 24 horas del día.
La moderna infraestructura de este hospital permite estas condiciones, pero no siempre fue así. En el antiguo edificio del Exequiel las salas de tratamiento albergaban a varios niños en espacios reducidos, lo que no permitía la visita continua de los padres.
“Por un tema de posibilidad de aumentar los riesgos de infecciones, entonces los padres podían estar un par de horas a la semana y ocurre muchas veces que un niño moría y moría en esas condiciones, solo”, señaló la presidenta de la Fundación Nuestros Hijos, la pediatra Marcela Zubieta.